¿Una maravilla tecnológica ancestral?
Un fascinante artefacto conocido como la “Batería de Bagdad” continúa intrigando a arqueólogos e ingenieros por igual, reavivando el debate sobre la posible existencia de tecnología eléctrica en civilizaciones antiguas. Este enigmático objeto, descubierto en 1938 por el arqueólogo alemán Wilhelm König en Khujut Rabou, cerca de Bagdad, ha sido objeto de intensa especulación y estudio desde entonces.
La Batería de Bagdad consiste en una vasija de arcilla de aproximadamente 13 centímetros de altura, que contiene un cilindro de cobre fijado con asfalto y una varilla de hierro que sobresale de la parte superior. Aunque su función original sigue siendo un misterio, la configuración del artefacto ha llevado a muchos a postular que podría haber sido utilizada como una pila galvánica rudimentaria.
¿Una Fuente de Electricidad Olvidada?

La teoría más aceptada sugiere que, si la vasija se llenara con un electrolito ácido, como jugo de uva, vinagre o un simple baño de sales de cobre, podría generar una pequeña corriente eléctrica. Experimentos replicando la Batería de Bagdad han demostrado que es capaz de producir entre 0.5 y 2 voltios.
Las posibles aplicaciones de dicha tecnología en la antigüedad son tema de debate. Algunos investigadores sugieren que podría haberse utilizado para la galvanoplastia, un proceso para chapar objetos con metales preciosos como el oro o la plata, lo que explicaría la alta calidad de algunos artefactos dorados encontrados en la región. Otra teoría propone su uso en la electroterapia para aliviar dolores o en rituales religiosos para generar sensaciones de asombro.
Contexto Histórico y Desafíos
El artefacto se remonta al período parto (entre 250 a.C. y 224 d.C.) o al sasánida (224 d.C. a 650 d.C.), lo que lo situaría miles de años antes del desarrollo de la batería eléctrica moderna por Alessandro Volta en el siglo XIX. Sin embargo, la falta de textos antiguos que describan explícitamente el uso de electricidad y la escasez de artefactos similares han generado un escepticismo considerable entre la comunidad científica dominante.
A pesar de los desafíos para confirmar su propósito exacto, la Batería de Bagdad sigue siendo un testimonio intrigante de la ingeniosidad y las capacidades tecnológicas de las civilizaciones antiguas. Continúa inspirando nuevas investigaciones y debates, invitando a la reflexión sobre lo mucho que aún desconocemos del pasado.