El mundo de la medicina pediátrica le rinde homenaje a la Dra. Helen Brooke Taussig (1898-1986), una figura monumental y fundadora del campo de la cardiología pediátrica, cuya visión y perseverancia salvaron innumerables vidas infantiles, especialmente aquellas afectadas por la temida “enfermedad del bebé azul” (Tetralogía de Fallot).

Nacida en Cambridge, Massachusetts, la Dra. Taussig superó desafíos personales como la dislexia y una progresiva pérdida de audición que finalmente la llevó a la sordera total. Lejos de detenerla, estas dificultades agudizaron su ingenio clínico; aprendió a leer los labios de sus pacientes y, notablemente, desarrolló la habilidad de sentir el ritmo cardíaco con la punta de sus dedos en lugar del estetoscopio.
Pionera de la Operación del “Bebé Azul”
El mayor logro de la Dra. Taussig fue concebir un procedimiento quirúrgico que extendió la vida de niños nacidos con cardiopatías congénitas cianóticas. Observando a los infantes que padecían la Tetralogía de Fallot (una condición grave que impide que la sangre reciba suficiente oxígeno, causando un tono azulado en la piel), Taussig teorizó sobre la necesidad de aumentar el flujo sanguíneo hacia los pulmones.
Esta idea visionaria se materializó en la Maniobra o Derivación de Blalock-Taussig, desarrollada en colaboración con el cirujano Dr. Alfred Blalock y el técnico quirúrgico Vivien Thomas en el Hospital Johns Hopkins. Este procedimiento pionero, aplicado por primera vez con éxito en 1944, consistía en crear una conexión (una anastomosis quirúrgica) entre una arteria sistémica y la arteria pulmonar. Este “atajo” permitía que más sangre desoxigenada llegara a los pulmones, mejorando significativamente la oxigenación y ofreciendo una nueva esperanza donde antes solo existía resignación.
Un Legado de Humanismo y Liderazgo
La Dra. Taussig no solo transformó la técnica médica, sino que también redefinió la ética médica. Conocida por su enfoque humanista y su cálida dedicación, seguía los casos de sus pequeños pacientes durante años.
A lo largo de su carrera, recibió numerosos honores internacionales, incluyendo la Medalla Presidencial de la Libertad de los Estados Unidos en 1964 y el Premio Albert Lasker en 1954. Fue la primera mujer en ser elegida presidenta de la Asociación Americana del Corazón y obtuvo más de 20 títulos honoríficos.
Su impacto perdura, la derivación de Blalock-Taussig sigue siendo una técnica fundamental en la cirugía cardíaca pediátrica, y su nombre honra centros médicos y facultades, sirviendo como un faro para las nuevas generaciones de médicos, especialmente mujeres, que buscan forjar caminos en la ciencia y la salud.