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Historia

LA TENACIDAD DEL ADAMELLO

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270 ALPINOS SUBEN A MANO UN CAÑÓN DE MÁS DE 8 TONELADAS AL CORAZÓN DE LOS ALPES EN 1916

El frente alpino de la Primera Guerra Mundial no conoció límites, y la exigencia superó la imaginación. En 1916, en el macizo del Adamello, se escribió una de las páginas más épicas y heroicas de la “Guerra Blanca”: la elevación de una pieza de artillería de gran calibre que pesaba más de 8 toneladas hasta una posición de combate inexpugnable a más de 3.000 metros de altura.

Un Coloso de Acero y el Último Punto Civil

El objetivo de los altos mandos italianos era claro: dominar las alturas. Para ello, se escogió un cañón de campaña de gran calibre, cuya estructura de acero, una vez sumados sus componentes (tubo, afuste, carro), superaba las ocho toneladas. Mover este coloso por tierra llana era difícil; arrastrarlo a través de glaciares y crestas nevadas parecía una misión imposible.

El punto de partida de esta odisea logística fue Boario Terme, una localidad en el Valle del Camonica que sirvió como el principal centro de retaguardia y suministro. Fue aquí donde la pesada pieza fue descargada y meticulosamente desarmada en varias secciones. Desde Boario Terme, las piezas fueron transportadas hasta donde la carretera terminaba, marcando el inicio del desafío humano.

La Épica del Esfuerzo Sobrenatural de los 270 Alpinos

La misión de subir los restos del cañón recayó exclusivamente en los Alpinos, el cuerpo de élite de montaña del ejército italiano. Se movilizó un grupo de 270 hombres, seleccionados por su resistencia y conocimiento de los glaciares.

La elevación fue un acto de pura resistencia y coordinación humana:

  • Sin Maquinaria: Sin ayuda de motores o animales de carga, los Alpinos utilizaron rudimentarios trineos de madera y un complejo sistema de cuerdas y poleas para arrastrar las pesadas secciones a través del hielo.
  • Coordinación y Voluntad: Los 270 soldados se ataban a las cuerdas y, al unísono, tiraban de la carga ladera arriba. Era una demostración de esfuerzo coordinado donde cada hombre contribuía con su máxima capacidad física, luchando contra la gravedad, el oxígeno escaso y el peligro de las grietas glaciares.

Anécdota y Reconocimiento en las Cumbres

El esfuerzo físico fue tal que se convirtió en una leyenda de dolor y tenacidad dentro del frente Alpino. Se cuenta que, al terminar la operación, la fatiga extrema era palpable, y circuló una frase que ilustraba la magnitud del sacrificio:

“Subir el cañón no fue la prueba; la prueba fue lograr que la cuerda no cortara las manos antes de llegar arriba.”

Si bien el Comandante en Jefe, el General Luigi Cadorna, se concentraba en el Isonzo y a menudo restaba importancia a las batallas de montaña, la noticia de la instalación del cañón en el Adamello causó una impresión significativa. La hazaña fue reconocida de inmediato por los altos mandos alpinos por su valor estratégico y moral.

El éxito demostró que no había límite para la audacia logística italiana en las montañas.

Al final, la pieza de más de ocho toneladas fue ensamblada en su emplazamiento a gran altura, desde donde pudo abrir fuego. Este acto se convirtió en un símbolo imperecedero de la voluntad inquebrantable de los soldados italianos en el reino del hielo y la roca.

Giovanni Celano Minini

gcelano002@gmail.com

X: @celano1

Instagram: @celano38

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