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Historia

LA MASACRE DE MALGA BALA

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EL TRÁGICO MARTIRIO DE 12 CARABINEROS ITALIANOS

La historia tiene sus rincones oscuros, episodios que la memoria colectiva prefiere dejar en el olvido. La masacre de Malga Bala, ocurrida el 24 de marzo de 1944, es sin duda uno de ellos. Doce jóvenes carabineros italianos fueron brutalmente asesinados por partisanos comunistas yugoslavos en una muestra de ensañamiento y barbarie que trascendió los límites de la guerra. Sus nombres, sus vidas y el cruel destino que les esperaba, fueron borrados de los libros de historia durante casi medio siglo.

El contexto geopolítico y el valor de 12 hombres

La tragedia de Malga Bala no puede entenderse sin el complejo entramado de la guerra en la región. El noreste de Italia, en particular la zona del Friul y la Venecia Julia, se había convertido en un campo de batalla donde se enfrentaban no solo las fuerzas alemanas de ocupación y los fascistas italianos, sino también los partisanos comunistas de Josip Broz “Tito”. La ideología territorial y política del movimiento comunista de estos últimos no solo buscaba la liberación del fascismo, sino también la anexión de vastas zonas italianas a la futura Yugoslavia. Era en este tenso ambiente donde los jóvenes carabineros, con edades entre los 18 y 23 años, cumplían su deber, ajenos a los juegos de poder que los convertirían en víctimas de la violencia ideológica.

Los nombres de estos 12 hombres, muchos de ellos provenientes de diversas regiones de Italia, merecen ser recordados por su valiente negativa a traicionar a su patria:

Dino Perpignano (Vicebrigadiere, de Verona)

Primo Amenici (de Santa Margherita d’Adige)

Lindo Bertogli (de Casola di Montefiorino)

Michele Castellano (de Rocchetta Sant’Antonio)

Rodolfo Colzi (de Signa)

Domenico Dal Vecchio (de Refrontolo)

Fernando Ferretti (de San Martino in Rio)

Attilio Franzan (de Isola Vicentina)

Antonio Ferro (de Rosolina)

Pasquale Ruggiero (de Airola)

Pietro Tognazzo (de Pontevigodarzere)

Adelmino Zilio (de Prozzolo di Camponogara)

De la captura al martirio: una elección heroica

Los hechos comenzaron el 22 de marzo. Los carabineros, que estaban estacionados para proteger una central hidroeléctrica en Bretto Inferiore, fueron emboscados y capturados por las fuerzas comunistas de Tito. La ideología comunista, en su forma más radical, no permitía la neutralidad. Se les ofreció un trato: unirse a los partisanos o la muerte. La valerosa negativa de los carabineros, que se mantuvieron leales a su juramento a Italia, es el corazón de su acto heroico. Eligieron el honor sobre la supervivencia, la lealtad sobre la traición, en un momento en que la mayoría de los hombres hubieran optado por salvar sus vidas.

Lo que siguió no fue un simple fusilamiento, sino un calvario de torturas y humillaciones que evidenció un profundo ensañamiento. Los jóvenes fueron obligados a marchar por las montañas durante días, debilitados y exhaustos. Durante la marcha, los partisanos comunistas los forzaron a ingerir soda cáustica y sal negra, un purgante utilizado para el ganado. Este acto de crueldad extrema, documentado por informes forenses, no tenía otro propósito que la deshumanización y el sufrimiento.

El horror se materializó dos días después, cuando los prisioneros llegaron a la meseta de Malga Bala. Allí, los carabineros fueron despojados de sus uniformes, obligados a cavar sus propias tumbas y luego atados con alambre de púas. El relato de los pocos testigos y los informes forenses posteriores revelan la brutalidad del acto: los hombres fueron torturados y luego asesinados a golpes de pico por los comunistas. La barbarie de la acción fue tan extrema que incluso algunos de los propios partisanos, horrorizados, se distanciaron del acto, reconociendo que no se trataba de una acción militar, sino de una masacre.

El silencio y la justicia póstuma

Después de la guerra, la verdad sobre Malga Bala fue enterrada junto a los cuerpos de los carabineros en una fosa común. El silencio oficial, motivado por las tensiones políticas entre Italia y la Yugoslavia comunista, mantuvo el crimen en la sombra. No fue hasta 1993, casi 50 años después, que los restos fueron exhumados y la historia de los doce jóvenes finalmente salió a la luz.

En 2009, el Presidente de la República, Giorgio Napolitano, les concedió la Medalla de Oro al Mérito Civil a título póstumo, un gesto que finalmente reconoció su valentía y el martirio que sufrieron. Hoy, un pequeño monumento en Malga Bala, en un paisaje que contrasta su serena belleza con el horror que presenció, rinde homenaje a los caídos. Sus nombres están grabados en la piedra, recordándonos que la historia, aunque a veces se olvide, siempre encuentra la manera de salir a la luz. La masacre de Malga Bala es un recordatorio de cómo la intolerancia ideológica y la violencia de los movimientos comunistas pueden conducir a la barbarie más extrema, y de la importancia de no olvidar el pasado para construir un futuro más justo.

Giovanni Celano Minini

Facebook: @Giovanni Celano

Instagram: @celano38

X. @gcelano1

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