Don Nicola Galassi Germinari

Don Nicola Galassi Germinari, un hombre de 80 años, con el alma tan cálida como la madera que trabajó durante décadas, nos cuenta su historia que trasciende fronteras, llegó a Venezuela a los 16 años, un
adolescente italiano con sueños en los ojos y un mar de incertidumbre por delante, Guatire, estado Miranda, lo acogió y se convirtió en su nuevo hogar. Con las manos llenas de callos y el corazón lleno de esperanza, se dedicó a la carpintería, en cada pieza de madera que tallaba, dejaba un pedazo de su alma,
con el paso de los años, su oficio no solo fue su sustento, sino el pilar que sostuvo a su familia, se casó con una venezolana con quien formó un hogar lleno de amor y tuvo tres hijos.

A pesar de haber construido una vida plena en Venezuela, Don Nicola siempre lleva en su corazón el recuerdo de Italia, la nostalgia por su tierra natal es un sentimiento que lo acompaña desde que cruzó el océano. Con un dejo de melancolía en su voz, nos relata que los años han pasado y sus familiares en Italia
son cada vez menos, pero el anhelo de volver a pisar las tierras donde nació, Molfetta en la provincia de Bari, sigue intacto. Don Nicola es un ejemplo de cómo la inmigración puede enriquecer un país, con
su trabajo y dedicación, ha contribuido al desarrollo de Venezuela, a su vez, Venezuela lo ha abrazado como a uno de sus hijos, brindándole el cariño y el apoyo que lo han hecho sentir en casa.

Hoy, a sus 80 años, sigue siendo un hombre activo y trabajador, dentro de lo que su edad y condición de salud le permite, como portero del conjunto residencial donde vive con su hija, una maestra de primaria, esta actividad que desempeña lo hace con la intención de no ser una carga para su hija y aliviar los gastos del hogar y los suyos propios, por lo que aprovecha esta oportunidad para solicitar ayuda u orientación a los órganos competentes para realizar los trámites respectivos para solicitar una pensión o algún tipo de ayuda económica al gobierno italiano. Esta ayuda no solo le permitirá mejorar su calidad de vida en Venezuela, y por qué no, volver a ver la tierra que lo vio nacer y disfrutar de sus últimos años entre los
paisajes de su infancia. Su historia es un testimonio de la vida de muchos migrantes que han hecho de Venezuela su hogar, pero que nunca olvidan sus raíces.

Lcdo. Roiman Fermín Navarro Venegas