El aporte de la colonia italiana en Guarenas fue de gran impacto, entre otras razones por lo industrioso y muy conocedores de ciertos oficios de los originarios de esta nación mediterránea. La numerosa la colonia italiana en Guarenas, mayoritariamente provenientes del Sur y las islas mediterráneas al frente de las costas más al sur de la bota, la llamada Italia Meridional. Como muchos otros ciudadanos europeos, los italianos llegaron a nuestro país culminada la Segunda Guerra en 1945, cuando se abre el período de postguerra caracterizado por la depresión económica, la necesidad de reconstruir el país y superar el trauma de la guerra. Los italianos llegaron con el aval de buenos conocedores de algunos oficios como: zapateros, carpinteros, cocineros, sastres, barberos, cristaleros, albañiles, graniteros, marmolistas o marmoleros como se les conoce en Venezuela, en materia de construcción participaron activamente en muchas de las edificaciones realizadas en la reurbanización de nuestras ciudades, en especial en Caracas. Así como en la instalación de industrias del ramo de la metalmecánica y metalúrgica.
Esta colonia estimulada durante los años cincuenta por el gobierno venezolano, fácil y rápidamente se integró al conjunto de la sociedad, entre otras cosas, en el imaginario colectivo gracias a la televisión de los años cincuenta y sesenta, quedó fijada la imagen de tres hermosas mujeres venidas de Italia, estas
fueron: María Gracia Bianchi, Giogia Lombardini y Paula Bellini, a esta última fue motivo de dos canciones de Billo Frometa. Aunque la migración italiana en Venezuela no fue tan numerosa como lo fue hacia el Cono Sur, de muy fuerte impacto cultural especialmente en Argentina. En nuestro caso, de esa influencia e integración se incorporó al lenguaje cotidiano, el uso del Ciao transformado en Chao para despedirnos, e incluso con nuestro particular uso de los diminutivos: chaíto pues. Además de adquirir el hábito de comer una buena cantidad de pasta, en especial a la boloñesa y la napoli, pero venezolanizadas, acompañadas de tajadas e incluso de caraotas negras, mejor dicho, al mejor estilo Susana Duijm.
Estos inmigrantes que llegaron a Guarenas en la década de los cincuenta, todos formaron familia, ya sea con sus compatriotas italianas o con guareneras, teniendo una descendencia que más los arraigó en éste pueblo, descendencia que ya va por la tercera generación. Podemos mencionar entre estos a: Nicola Di
Gregorio (padre de los medico Marino Di Gregorio, Pino Di Gregorio y del abogado Domingo Di Gregorio); Vicente Di Paolo (barbero), Augusto Pace (padre de una generación con su mismo oficio de carpintero, estos son: Carmelo, Augusto y Emilio Pace), Domingo Ciamaco, Cesare Cosenza, Antonio Battista, Pánfilo Silvestre (granitero), Giovanni Leo (relojero), Cesare Celenza (cristalero) Octavio Puzzio (granitero), Biachi Chapetta, Giovanni Porco, Treviso, Miguel Chamorrini, Sorrentino (carpintero), Saputtelli (barbero), Alfredo Toselli (rectificador), Aldo Musto, Rafael Fetta, Nino Panebarco, Peppino (albañil),
Tomasso (sastre). Andrea Trabuco (propietario del Sol de Italia), Salvatore Forgione, Donato (sastre), Pascual (sastre), Pasquale, Ferreño, Malagolli y tantos otros y otras.
Después de la jornada laboral el punto de encuentro de la colonia italiana en Guarenas en los años cincuenta fue el “Sol de Italia” propiedad de Sunta, y después hasta principios de los ochenta era en un sencillo restaurante con el nombre de “El Sorrento” y, como no podía ser de otra forma en el Ristorante il
Sorrento se podía comer una rica pasta elaborada por sus propietarios, .además en la misma casona funcionaba el Hotel Comercio, esta casona fue lugar propicio para parlare, mangiare y en las noches jugar cartas, estos encuentros lúdicos, aunque con menos personas también ocurrían al frente en la sastrería de
Donato.
Oswaldo Yanes
Cronista Municipal de Guarenas
